jueves, mayo 18, 2006

Cuando los días son duros


Hoy os planteo la siguiente pregunta: ¿Nunca os ha pasado que habéis pensado alguna que otra cosa, por absurda que sea, que ha terminado acaeciendo? Pues eso mismo lleva pasándome a mí varios días. Lo único es que, como las hemorroides, lo he vivido en silencio.
Me pregunto yo que si atraeremos las cosas o es que tenemos un sexto sentido pululando como las avispas, que de vez en cuando se posa en nuestra cabeza y nos pincha con el aguijón de la adivinación. No sé. El caso es que hoy ha sido un día durillo. Sí, con diminutivo. Tampoco es que hayan pasado cosas por las que mi pequeño mundo pueda hundirse en la enormidad del universo. Ni siquiera el fin de esta pequeña, pero intensa etapa laboral ha supuesto que hoy haya sido un día durillo. Ni tan siquiera descubrir que mi coche puede tener vida propia...
No sé qué ha sido que conforme voy pensando todo así va sucediendo. Igual que el día todo se ha ido poniendo nublado, aunque dejando pasar el sol. Un sí, pero no. Lo mejor hoy será, nunca mejor dicho, no dar ningún titular. Ni siquiera una foto del día. Ni darle tregua al pensamiento.
Volviendo al tema, una jornada "durilla" es esa en la que dentro de que te sientes bien, tienes una pequeña tristeza que te rasca el ánimo por dentro. Bueno, pues para esos días en los que esa nube os quiera atormentar el día siempre será bueno pensar en esas cosas tan simples que tenemos: Gente que siempre te dedica una sonrisa o que te apoya con sólo descolgar el teléfono, que te promete dedicar parte de su tiempo libre por escaso que sea. O también esa cara de tristeza y emoción cuando te despides de otra persona que no sabes cuando volverás a ver. Incluso se puede pensar para matar ese día durillo que para terminarlo vale tirarse en la cama y perderse en la música de esa canción que nos da vidilla o pensar que cualquier tiempo pasado fue peor, que todo pasa por algo y que empezar y acabar depende siempre de uno mismo.
Y sobre todo lo mejor y más difícil es saber que uno es dueño de su vida y que hace con ella lo que quiere y nadie puede ni tiene derecho a cambiarla. Y esa sensación de ser cada uno quien dirija su barco es sencillamente genial, porque te das cuenta la cantidad de posibilidades y de elecciones que tienes delante de ti.
Así que solamente eso.

2 Comments:

At 7:54 a. m., Blogger Ali said...

Uff! Sí que parece haber sido un día dur-illo. Otro pensamiento: las cosas que no te matan te hacen más fuerte. Esto es particularmente cierto en el caso de las crisis existenciales. Cambiar de rumbo, tener dudas, mirar al gran cuadro que es la vida de uno, todo eso te ayuda a no perder la perspectiva y a sentirse libre.

¡Ánimo!

 
At 6:19 a. m., Anonymous Anónimo said...

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